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Tú eres su mejor platillo

Alfredo Espinosa Médico Psiquiatra Escritor alfredo.espinosa. dr@hotmail.com

Existe una conexión especial entre comer y hacer el amor. Todo aquello que agrada al cuerpo predispone al goce; una buena mesa incita al placer. Sólo se necesita abrir la mente al placer y disfrutar a la vez de la buena mesa y el mejor sexo. Pero no se trata de recurrir a recetas afrodísicas de dudosa eficacia, sino de cocinar y de comer pensando en el placer, de sentirlo y de transmitirlo. Comer, conversar y amar están íntimamente relacionados con el contento del corazón.

La buena cocina se parece más que al laboratorio de algún científico al taller de un artista. El científico sigue metódicamente las indicaciones de una receta; el artista, en contraste, se convierte en un instrumento de la libertad y la imaginación. Cocinar y amar, más que ciencias, son artes; y la sazón es la obra de esos artistas. Sus exposiciones más memorables suceden en la mesa y en el lecho.

La alcoba, puertas adentro, debe abrirse a un paisaje de luna en donde se pueda aullar, en un lugar que permita los incendios, cuatro paredes que protejan la libertad y la entrega más plenas.

La buena cocina es ingenio y suculento hechizo; la alcoba libertad y entrega plenas. La sazón que sobre el mantel o la sábana se expresa es un arte que se nutre del cultivado sentido de la estética culinaria y erótica, la justa combinación de ingredientes, la magia en el uso de las especias y los besos, y un puñado de creatividad espolvoreada y unas caricias destinadas a que florezca la música del amor.

El erotismo es la exuberancia de la vida; es la fusión con el otro y la supresión del límite, es el desenfreno, es el instante en que, unidas, las personas –seres discontinuos- logran darse continuidad como si fueran un solo cuerpo. El ser amado para el amante es la trasparencia del mundo, su parte buena, su lado solar.

Dos seres fugaces, precarios y perecederos se unen tan profundamente que pueden sentirse completos, completados, únicos y eternos.

La vida erótica es, después de los hijos, el patrimonio de mayor riqueza para la pareja.

La abundancia y la generosidad del amor en libertad derramados sobre la sábana. La cama es el lugar donde se confiesan las pasiones, donde las fantasías logran su concreción, donde lo voluptuoso ya no se reprime sino se libera, donde el sátiro y la ninfa se encuentran en las selvas o los bosques penumbrosos desatando sus fogosos temperamentos, el lugar donde te libertas de los yugos morales, sociales, laborales, religiosos, en fin, la fortaleza en la que se cultiva la intimidad que los hará tener un mundo secreto y autosuficiente.

OPINIÓN

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2023-05-28T07:00:00.0000000Z

2023-05-28T07:00:00.0000000Z

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