‘No son muchos los camiones contaminantes’

‘Hay más unidades chatarra en la frontera que en la capital’, dice subsecretario

El subsecretario de Transporte en la entidad, Luis Manuel Aguirre Aguilera, declaró que no son muchos los camiones urbanos contaminantes detectados circulando por las calles de la ciudad de Chihuahua, fenómeno que en la frontera es a la inversa, donde han implementado algunos operativos.

Al ser cuestionado sobre el número de infracciones que han sido levantadas durante el presente año por parte de los oficiales de transporte, con motivo de camiones urbanos contaminantes, Aguirre dijo que “esos datos no los tenemos de momento, pero han sido pocos en Chihuahua”.

Si bien la Cuarta Transformación, a través de la Guardia Nacional y el Ejército, ha estado auxiliando con mucha presencia militar en Juárez -a pesar de lo cual va a salir arriba del mes pasado en homicidios- es ayuda que no se ve en Chihuahua.

Es evidente a simple vista la gran diferencia en uno y otro municipio. Basta ver los recorridos cotidianos de las corporaciones federales por las calles y los operativos en que intervienen. Son muchos más los elementos destacamentados en la frontera, al menos esa es la percepción, números oficiales reales no hay. De repente informa Sedena cuándo llegan los militares pero nunca cuándo se van.

Este trato desigual pudiera tener una lógica en términos de población, con un municipio juarense que tiene más de un millón y medio de habitantes; su condición de frontera con los Estados Unidos, la llegada, permanencia y repatriación de miles de migrantes -en algunos momentos casi 35 mil-, etcétera, pero no queremos pensar que en el fondo la razón es que allá gobierna la misma 4T en el ayuntamiento, y es plaza importantísima en lo electoral, nada menos 1.2 millones de los votantes.

Es un apetitoso pastel de sufragios, muy bueno para apuntalar a los candidatos de Morena el próximo año, cuando sean electos senadores, diputados federales y locales, además de ayuntamientos, alcaldes y regidores.

Recordemos que la bancada morenista en el Congreso local fue electa en los distritos electorales de Juárez, de donde salieron también los votos para impulsar a los legisladores de representación proporcional. Si pudo Morena dar una extraordinaria batalla fue gracias al sufragio juarense, apuntalado en el trabajo del alcalde Cruz Pérez Cuéllar, y éste apapachado en materia de seguridad por la Cuatroté.

En el análisis no debe desestimarse que hay disposición al menos política, con cordialidad; lo vemos en reuniones de protocolo, donde la gobernadora y el alcalde acuden con los mandos militares, hay fotos y parabienes, pero en los hechos falta una real cooperación operativa, inclusive desde la mesa de seguridad cotidiana.

Los números de los homicidios están ahí presentes, sin diferencia sustancial con el pasado inmediato.

Acaba de rebasar el régimen federal los asesinatos acontecidos durante las administraciones recientes, por mucho podría casi doblar los ocurridos con Felipe Calderón, con repercusiones graves en términos de garantizar elementos mínimos de tranquilidad a la ciudadanía, y por supuesto a las inversiones.

Actualizadas las cifras hasta la última publicación diaria de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, que encabeza a nivel nacional Rosa Icela Rodríguez, -25 de mayo- han ocurrido durante el sexenio de Andrés Manuel López Obrador un total de 156 mil 225 homicidios.

Comparados, el crecimiento es del cien por ciento arriba de lo que entregó Salinas de Gortari, casi igual que con Zedillo (+93%), 159% más que con Fox, 30 por ciento más que con Felipe Calderón y un .10 por ciento que con Enrique Peña Nieto.

Nada más en lo que va del mes son 1 mil 847, un promedio de 73 diarios a lo largo y ancho del territorio nacional. Es por tanto el sexenio más violento de los últimos seis sexenios.

Y pudieran ser muchos más, porque de acuerdo con la agencia Tresearch hay un error en el conteo del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, de cerca del 6 por ciento, toda vez que los datos son proporcionados por las Fiscalías Estatales y tienen diversas actualizaciones en el transcurso del tiempo, aún cerrada la tétrica estadística en diciembre de cada año.

Por tanto, el dato más confiable es el que proporciona el Instituto Nacional de Geografía y Estadística, porque surge de las actas de defunción, el problema es que llegan casi dos años después. Ahora solo se conoce hasta el 2021, por lo que hay un vacío de información confiable.

El cálculo para determinar si está rebasado el máximo de homicidios por sexenio de gobierno presidencial, debe integrarse con datos de INEGI -diciembre del 2018, 2019, 2020 y 2021- y del Secretariado Ejecutivo -2022 y enero a abril del 2023-, más los reportes diarios de la secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana -del primero al 25 de mayo-.

Con esta última información, la de la SSPC, podemos por ejemplo conocer que en el estado de Chihuahua han ocurrido en lo que va del mes de mayo 123 homicidios, y que el promedio diario en este lapso es de casi cinco. El día con mayor cantidad de asesinatos fue el día 6, con 18.

En Juárez hay un repunte. El pasado jueves ya eran 82 las muertes dolosas, superando las 75 reportadas en el mes de abril, con todo y la presencia evidente de elementos del ejército y la Guardia Nacional.

Debe tomarse en cuenta que es necesario además de la actividad en materia de seguridad por parte del estado y la federación, que los municipios, particularmente serranos, asuman la responsabilidad que les corresponde.

Aún este año había municipios sin personal de seguridad pública. Estaban así Práxedis G. Guerrero, Guadalupe, Distrito Bravos; Satevó, Ignacio Zaragoza, Galeana, Coronado, Carichí, Gómez Farías, Bachíniva, Bocoyna y Urique. Han tenido que salir al quite las policías estatales y la federación, destinando personal y recursos.

El último caso y muestra de la desarticulación existente en algunas corporaciones del nivel municipal, es lo acontecido en Nuevo Casas Grandes, con la resistencia de la mitad de la corporación a practicarse exámenes de confianza, la interposición de un amparo con suspensión provisional y finalmente su renuncia.

La ocupación de la Secretaría de Seguridad Pública estatal, con apoyo del Ejército y Guardia Nacional, ocurrió en dicho municipio por múltiples quejas, y la descarada presencia del crimen organizado, patente en un informe inédito entregado al Congreso del Estado en una de esas reuniones protocolarias, en las cuales quedó patente la buena coordinación política.

La seguridad en dichas zonas del territorio estatal es garantizada actualmente por personal de la Policía Estatal, con apoyo de Sedena y GN, con agentes comisionados que realizan vigilancia en sustitución de los elementos policiacos locales.

En aquellas comunidades no es la cantidad de delitos ocurridos, que casi no pintan estadísticamente hablando, sino que un solo homicidio, un ejecutado, causa alarma; un solo negocio extorsionado preocupa a la gente; un solo secuestro, el acoso de los delincuentes, una agresión, resta a la calidad de vida a municipios pequeños y medios.

En esos lugares hay un sentimiento enorme de vulnerabilidad, incrementado con cada delito que termina siendo de impacto, porque todos se conocen. Son más que vecinos por los años, generaciones de convivir y ayudarse mutuamente, por lo que cada hecho delictivo cala hondo en el sentimiento de comunidad y familiaridad.

Tendría que reforzarse obligadamente la auténtica coordinación operativa, más allá de las buenas relaciones políticas con los mandos locales de Sedena y GN, superando no solo los recelos naturales de confianza en una actividad altamente riesgosa, sino la polarización política que tendría que estar ajena al tema tan delicado como es la seguridad.

Esa colaboración tendría que reflejarse en una mayor presencia en esta capital por parte de dichas fuerzas federales.

En este camino, la gobernadora Maru Campos tendrá que reforzar las estrategias de seguridad con operadores de confianza porque si se busca reducir delitos desde la coordinación con la federación está comprobado que puede estar perdiendo el tiempo lamentablemente.