EL RETO DE EDUCAR A DISTANCIA

Brechas socioeconómicas y de aprendizaje entre un alumno y otro obligan a los docentes a reinventarse en este ciclo escolar virtual

Una de las principales consecuencias que trajo la pandemia provocada por el Covid-19 fue la transición a la educación en línea, en la que la mayoría de los docentes comprendió que no era posible replicar en el formato virtual el método de enseñanza presencial; sin embargo, a pesar del esfuerzo, la inequidad de los estudiantes en el acceso a las tecnologías afectó los objetivos de aprendizaje.

A partir de este panorama, la Secretaría de Educación y Deporte (SEYD) realizó la encuesta virtual “Diagnóstico de aprendizajes del ciclo escolar 2020-2021”, en la que pidió a los docentes de educación básica del estado que contaran a partir de su experiencia si creían que los aprendizajes esperados se habían visto afectados, además sobre los recursos didácticos y medios de comunicación empleados durante sus clases.

Una de las preguntas hechas a los interrogados fue “En términos de su experiencia, ¿en qué porcentaje se han visto afectados los aprendizajes esperados durante la primera parte de este ciclo escolar?”. En Ciudad Juárez fueron 8 mil 326 los maestros que respondieron; de ellos 2 mil 889 señalaron que el 40 por ciento del aprendizaje se vio afectado durante la pandemia, 2 mil 337 dijeron que se dañó el 60 por ciento, 995 el 90 por ciento, e incluso 78 dijeron que el 100. Los 2 mil 027 restantes variaron en su apreciación.

Ante la ausencia de recursos tecnológicos, los docentes recurrieron a diversas estrategias para hacer llegar los contenidos de las clases a sus alumnos, pero además se vieron en la necesidad de repensar tanto los tiempos como los tipos de actividades e incluso las formas de evaluación: la pandemia retó a los maestros a enseñar a la distancia.

“La educación ha sido un reto, esa es la palabra clave, la pandemia vino a demostrarnos que no estábamos tan capacitados”, dijo el maestro Rodolfo Bejarano, de la escuela primaria Pedro Zaragoza Vizcarra, ubicada en la colonia Lomas de Poleo, quien decidió investigar nuevas herramientas para trabajar a la distancia, aunque lamentablemente por el contexto social y económico de sus estudiantes no todas las ha podido aplicar.

Inaccesibilidad a tecnologías, el problema

De 28 alumnos a los que les imparte clase, únicamente dos tienen el servicio de Internet en casa, el resto –cuando cuenta con recursos económicos– emplea datos móviles. Aunque la plataforma oficial para educación básica es Google Classroom, que el maestro Rodolfo calificó como

excelente, él se comunica por medio de Whatsapp porque es el medio que más accesible resulta para sus estudiantes, aunque también transmite algunas clases por Facebook.

“Si tuviera la facilidad de poder comunicarme virtualmente con ellos no sería tan grave la afectación en el aprendizaje”, dijo el maestro. Además, explicó que ninguno de sus alumnos tiene computadora e incluso algunos carecen de teléfono celular, por lo que los cita en las instalaciones de la escuela o algún parque cercano a sus casas para entregarles cuadernillos impresos; además, cuando esta opción no resulta posible, envía el material a algún familiar con datos móviles.

En otra de las preguntas de la encuesta se les pidió que “Seleccione la opción que corresponda a la frecuencia con que utilizaron los medios de comunicación para desarrollar sus actividades académicas del presente ciclo escolar”. La principal

herramienta elegida por los maestros fue Whatsapp: 6 mil 929 indicaron que siempre emplean este medio para comunicarse con sus estudiantes.

Entre ellos se encuentra el maestro Diego Arturo Ramírez, de la escuela primaria Francisco González Bocanegra, ubicada en Riberas del Bravo, quien cuando no consigue respuesta de sus estudiantes recurre a llamadas, mensajes de texto e incluso a la búsqueda de sus círculos cercanos; a pesar de las distintas vías de comunicación de las que se sirve, de sus 34 alumnos sólo ha logrado mantener contacto con 20.

“Es muy difícil intentar contactarlos. Además, la localidad en la que está la escuela es de bajos recursos y es comprensible que las familias dejen de lado la educación y den prioridad a otros problemas”, dijo el docente, quien señaló que ante la ausencia de conectividad solo ha logrado alrededor del 30 por ciento de los objetivos de aprendizajes esperados.

Sin embargo, la inequidad de los alumnos en el acceso a la tecnología no ha sido el único reto para la enseñanza en línea, la formación tradicional de algunos docentes –que no contempló clases virtuales– también se ha convertido en un desafío por superar. A lo largo de este ciclo escolar los maestros aprendieron nuevas formas de dar clase.

Dejar el pizarrón y utilizar títeres

El 76 por ciento de los estudiantes de la maestra Hindira Ornelas, de la escuela primaria Juárez y Reforma, en la colonia Del Futuro, sí cuenta con computadora e Internet, pero al estar acostumbrada a emplear el pizarrón como su principal herramienta de aprendizaje, el traslado de sus habilidades dentro de las aulas presenciales al espacio virtual fue su obstáculo a superar: su hija le enseñó a dar clase por medio de webinars.

A pesar del esfuerzo por responder a las nuevas formas de enseñanza impuestas por la pandemia, la maestra Hindira cree que las clases en línea no sólo afectaron el aprendizaje esperado para este ciclo escolar, sino que además mermaron el interés de los alumnos por el estudio, por lo que el regreso a la “normalidad” –una vez que el semáforo epidemiológico este en verde– será un nuevo reto por enfrentar.

En la encuesta de la SEYD también se le solicitó a los docentes “Seleccione la opción que corresponda a la frecuencia con que utilizaron los siguientes recursos didácticos”. Entre las principales respuestas se encontró que 5 mil 156 usaron cuaderno de actividades, 4 mil 496 optaron por libros de texto, 3 mil 572 se sirvieron de videos, 2 mil 963 lo hicieron por medio de Aprende en casa II, 2 mil 278 con Material de la Nueva Escuela Mexicana, mil 629 a través de folletos, mil 579 por presentaciones en Power Point, e incluso algunos señalaron que por radio.

La docente Laura Ochoa, de la escuela primaria Abraham González, ubicada en la colonia Lucio Cabañas, ha empleado como medio de comunicación tanto las llamadas telefónicas como el Whatsapp. Por esta plataforma les ha hecho llegar a sus estudiantes su principal herramienta didáctica: clases en Youtube en las que recurre a títeres para enseñar a su grupo de primer grado a leer y escribir.

“En las clases presenciales no encontré cómo vincular los títeres con el aprendizaje”, dijo la maestra Laura, quien durante los primeros meses de la pandemia comenzó a perder la comunicación con sus alumnos porque, debido a la corta edad de los niños, no lograba retener su atención durante las clases, por lo decidió recurrir al uso de títeres –en los que tiene años especializándose– para abordar la lectoescritura.

Sin embargo, como la mayoría de los docentes, la falta de recursos tecnológicos de sus alumnos ha sido un reto difícil de enfrentar. De sus 18 estudiantes sólo dos cuentan con computadora, el resto se conecta por celular cuando posee datos móviles, se comunica por medio de llamadas telefónicas o trabaja con cuadernillos impresos que la maestra crea con sus propios recursos.

“Los maestros deben buscar diferentes estrategias de aprendizaje porque los alumnos tienen diferentes posibilidades de conectarse y, además, diferentes estilos y tiempos para aprender”, explicó la maestra Laura, para quien resulta imposible ignorar que las brechas de aprendizaje entre un alumno y otro también son consecuencia de las brechas socioeconómicas de cada uno, por lo que exhortó a los docentes a reinventarse en este ciclo escolar virtual.