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PENSAR NO ES UNA FUNCIÓN DE LUJO

LIC. SERGIO ALBERTO GÓMEZ

¿Qué somos? ¿Cuerpo, mente, espíritu? Según el modelo biopsicosocial somos seres biológicos, psicológicos, y sociales. En esta ocasión quiero centrarme en la parte psicológica, ahí donde se origina el pensamiento y a su vez nuestra mente. Prácticamente todo lo que nosotros somos, se resume a la identidad que se genera en nuestro cerebro, en la mente.

Entonces, nuestra identidad se genera en la mente, ¿y cómo se genera esta identidad? En gran parte de esta conformación de nuestra identidad el principal proceso implicado es el pensamiento. Podemos definir al pensamiento como por esta capacidad que tenemos las personas de conformar ideas y representaciones de lo que percibimos como realidad por medio de nuestros sentidos.

¿Realmente es importante el pensar? Todas las decisiones adecuadas que hemos tomado, así como nuestros errores, pasaron por un proceso de pensamiento, de igual forma, el porvenir se verá influenciado por nuestros pensamientos. Esto es algo indudable, todo lo que nos rodea en su origen fue una idea, un resultado del proceso de pensamiento de alguien, o bien, de un grupo de personas.

Y para explicar esto nos podemos ir a los extremos: la conformación de un lenguaje mediante símbolos que hoy me permite escribir y a usted leer fue una idea, el establecer un medio de comunicación a través de la prensa escrita fue otra idea, así como la imprenta para poder masificar las publicaciones, en fin, creo que se comprende que nuestra realidad se conforma a partir de ideas.

La idea como resultado del proceso de pensar de cada uno de nosotros varía en su punto final, esto es algo positivo en cierta medida, ya que genera una diversidad de contrastes en cuanto al pensar se refiere, a veces con connotaciones positivas, otras tantas negativas. El pensar y la idea son neutrales, somos nosotros quienes añadimos este tinte dual tan común en los seres humanos, bueno o malo, negro o blanco, etc.

Aunque se permanezca en la ignorancia en torno a este crucial proceso que tiene nuestro aparato psiquico, no exenta de disfrutar sus beneficios o sufrir sus consecuencias. Ojalá en algún punto del proceso educativo por el cual pasamos la gran mayoría de nosotros se nos diera a conocer este hecho.

Aunque el esperar que un sistema educativo remarque la importancia del pensamiento es algo distante, es por ello que la recomendación y actual camino a seguir es que por medios propios uno pueda llegar mediante un análisis profundo a darse cuenta que las ideas son el origen de todo, hasta de lo que hacemos o dejamos de hacer.

Claro está que no soy el primero en mencionar dicha importancia, ni seré el último, pero de vez en cuando es pertinente establecerlo para tenerlo presente, ya que en esta sociedad tan fugaz en la que vivimos le solemos restar importancia a algo tan fundamental. No se trata de asumir que uno tiene el control de todo, porque no es así, pero tampoco de dejar que las cosas simplemente sucedan, cuando uno tiene la gran oportunidad de influir en cierta medida en los acontecimientos de la realidad.

Cuando llega la ocasión en que un ser humano comprende la importancia del proceso de pensamiento cambia radicalmente su vida, porque se abre un panorama inmenso de posibilidades, se presente el poco libre albedrío que podemos llegar a tener, se desprende de esa capa oscura de neblina que nos impide darnos cuenta del potencial de cada una de nuestras mentes.

Los límites no están en el cielo, están en nuestras mentes. Por supuesto, las acciones cambian la realidad tangible, ¿realmente serán las acciones, o lo que las precede? No puede haber acción sin un proceso de pensamiento que originó la idea de realizar esa acción, porque aún en los casos más irracionales de actuar se encuentra intrínseco un proceso de pensamiento, no el ideal, pero al fin de cuentas está ahí la formulación del pensamiento.

Para concluir, y remarcar la importancia de lo que he escrito este día, rescato una frase del filósofo Samuel Ramos, la cual tuve la oportunidad de leer en el Museo Soumaya: “La actividad de pensar no es una función de lujo, sino antes bien una necesidad vital para el hombre. El pensamiento nace de la vida y le devuelve, en cambio, varias dimensiones que ensanchan sus horizontes y la hacen más profunda. En virtud del pensamiento, la vida no solo es presente, sino también pasado y futuro. El pensamiento es la posibilidad de aprovechar el recuerdo de nuestras experiencias en favor del presente y también, al mismo tiempo, el órgano para la previsión del futuro”.

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2021-06-24T07:00:00.0000000Z

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